lunes, 25 de octubre de 2010

implorarte es llamar a las sirenas de emergencia

Cuando te pienso 
dibujo una línea naranja de alerta
bien gruesa 
para imaginarme tu contorno 
así rellenarlo de pellizcos 
y acciones para dejarte marcas
así cuando vas en traje al microcentro 
tu corbata no pueda ocultar
que te ví y te destruí 
pero
todo está en el papel de calcar de mi cabeza 
el original de los hechos
está en el fondo de tu ataché
lejos de mi acceso 
entonces me sumerjo en los borradores
y me esfuerzo para que cada vez 
sea más real
implorarte es 
demasiado 
es avisarle a todo el organismo 
que algo indefinido está en llamas
y hay toque de queda 
sólo circulan las ambulancias
la urgencia
lás lágrimas intravenosas 
y el fuego sigue expandiéndose
ahí es cuando la imaginación se rinde 
y la realidad ataca 
implorarte es recordar que 
todavía falta para que te acuerdes 
o para que los dos queramos 
arder en concreto 
quemar las heridas así ya casi
acabamos con la piel 
-ese invento de la metáfora sobre lo sensible- 
para atravesar-sentir-quemar-nos
somos inflamables 
pero el viento arrastra las llamas
las distancias son abismales 
e implorarte es salir corriendo a buscar señales que no existen 
implorarte es llorar absurdos con lágrimas de tinta 
implorarte es hacer de cuenta que te quiero 
cuando sólo quiero quemarme 

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